Como a tantas generaciones de jóvenes argentinos recibió, Zapala se prepara para dar la bienvenida al soldado más grande de la Argentina.
Una escultura de 15 metros de alto, emplazada sobre un pedestal de 2 metros más, será el homenaje a los combatientes del conflicto de Malvinas. La decisión de hacerlo, su ubicación dentro de la ciudad, la posición, el color, el tiempo empleado en su construcción, y todo cuanto pudiese ser debatido lo ha sido.
La obra fue encargada Aldo Beroísa, reconocido escultor chubutense radicado desde niño en Cutral Có, el creador de las majestuosas figuras que se encuentran al paso por la comarca petrolera y por Zapala, entre otras.
En diálogo con el programa Locos por la Radio (FM Urbana), el artista ventiló detalles de la gran obra. Le sugirieron un soldado de 4 metros, lo cual a él le pareció poco por el motivo que se pretendía erigir. Sugirió una obra monumental de 17 metros de alto desde el piso, lo cual fue aceptado. A los efectos de dar por terminadas las discusiones suscitadas explicó cada uno de los puntos en debate, aclarando que solo pretende que su obra sea apreciada como punto de unión de los argentinos, honrando al soldado continental que debió luchar en tierras lejanas, y que no pretendía ser parte de ninguna grieta que separe a sus coterráneos.
En cuanto a la posición que muchos han criticado y catalogado como la de un soldado abatido por estar de rodillas, sostuvo que no se encuentra “arrodillado”, sino en posición de rodilla en tierra, dispuesto para el combate.
La bandera que porta en su brazo derecho no está siendo ofrecida como símbolo de rendición, como se ha dicho. Ello tiene una explicación simbólica y otra física. Simboliza el poncho o similar, que el gaucho envuelve en su mano para amortiguar o defender su físico del ataque de su oponente. Y estructuralmente se colocó para soportar el contrapeso que la figura pudiese producir por su posición.
El rostro del soldado es una figura genérica, que representa a todos los combatientes, y a ninguno en especial. Por último, detalló el artista, tiene la mirada orientada al suelo, no como se ha interpretado en posición de rendición, sino que al ser un soldado gigante y conectado con los visitantes, recibe a todos mirándolos al acercarse a él.
Solicitó por último ser disculpado por la demora en la finalización de la escultura, y justificó esa dilación en las constantes variaciones de los precios de los materiales utilizados.